Hace 3 años que el barrio de Gamonal, en Burgos, dio una
lección de cómo conquistar pequeñas victorias antes de la revolución que lo cambie todo. Se oponían a la construcción de
un bulevar en el barrio, una obra millonaria que sólo favorecía a los
especuladores y no a las numerosas necesidades que tenían. Tras numerosas
protestas pacíficas, a las que el ayuntamiento no hizo caso, no quedó otra que
intentarlo a las malas, que es el único lenguaje que entienden los
capitalistas. Se atacaron las obras, hubo enfrentamientos con la policía, barricadas,
se rompieron cristales de bancos, siguieron las manifestaciones con cortes de
tráfico, etc. Las detenciones y el acoso de un ejército de antidisturbios no
frenaron a los luchadores y luchadoras que demostraron que con insistencia, unión
y fuerza, las conquistas son posibles. Tras varios días de disturbios, el
ayuntamiento se vio obligado a ceder y paró definitivamente las obras. En pocos
días de enfrentamientos se consiguió más que en meses de protestas pacíficas.
Eso no quita que fueran necesarias, sobre todo para demostrar que así no
cedían, para difundir y para organizar.
Como siempre, la izquierda domesticada de IU, condenó los
ataques a sucursales bancarias, a las obras y la autodefensa frente a la
violencia policial. Hicieron el ridículo una vez más, porque sin estos
enfrentamientos, el alcalde no hubiera cedido para poner fin a unas protestas
que se le iban de las manos. Esas son las protestas que temen, las que no
pueden controlar, las que no siguen las indicaciones de la policía como si de
un rebaño se tratara y los sicarios del capital fueran los pastores. Con la
pata izquierda del régimen no se puede ir a ningún lado, más que a perpetuar la
legalidad asfixiante. Si los manifestantes de Gamonal hubieran hecho caso a IU,
les hubieran impuesto el bulevar, porque quedó demostrado que sólo con
protestas tranquilas no iban a ceder. Fomentando el legalismo y el derrotismo, el concejal de IU en el ayuntamiento de Burgos declaraba: " “Ya no podíamos hacer más. Nuestro objetivo era concienciar a los ciudadanos, y ya lo habíamos logrado. No conseguimos nada por las vías institucionales y no podemos apoyar a grupos violentos". Es importante recordar estos ejemplos
para que no puedan frenar más luchas serias llevándolas por los cauces
domesticados que no conquistan más que miseria, explotación, paro, etc.
Como en toda lucha seria, se cumple aquello de que “quien
algo quiere, algo le cuesta”. Se logró paralizar las obras y costó detenidos y
algunos heridos. No hay soluciones fáciles ni cómodas como prometen los
cretinos de Podemos, la lucha cuesta represión. Si ante los primeros detenidos
el resto de manifestantes se hubieran ido a casa, no estaríamos hablando de una
victoria. Pero dieron una lección de constancia, luchando con aún más ganas
frente a la represión, porque cuando se utilizan unos métodos de lucha
adecuados también se cumple el “quien la sigue, la consigue”. Es otra de las
cosas que los líderes de la izquierda domesticada no quieren: arriesgarse el
pellejo. Están muy cómodos en sus poltronas cobrando abultados sueldos del
Estado a cambio de decirles a sus bases que sigan tranquilitas en el rebaño
haciendo caso a los pastores policías. Lo más triste es que la mayoría de sus
bases, a diferencia de ellos, no viven en la comodidad sino todo lo contrario.
También toda lucha seria despierta la solidaridad y fueron
especialmente emotivas las manifestaciones que hubo por todo el Estado, también
con disturbios, en apoyo al barrio. La represión que sufrieron es efímera, pero
la victoria y la lección de Gamonal son para siempre. Hay incontables ejemplos
más, pero cada vez que nos digan que saltarnos la legalidad no sirve y que “hay
que ser buenos chicos” (para el Estado, claro) les recordaremos que como en
Gamonal, la desobediencia civil en todas sus formas, es imprescindible y da sus
frutos. Que no podemos descartar ningún método de lucha, pues todos son
legítimos y necesarios. En Gamonal vencieron, y aunque no siempre se vence, hay
una cosa clara: plantando cara como lo hicieron tenían la posibilidad de
vencer, yendo por las buenas no les hacían caso y por lo tanto, no había
posibilidad alguna.
El día que haya un Gamonal o más en cada ciudad, con la misma
o más intensidad, empezarán a temblar y se verán obligados a ceder derechos y
libertades. Por el momento, nos siguen saqueando con suma facilidad derechos y
libertades que había constado mucha sangre conquistar, demostrándose una vez
más que por las buenas no podemos frenarlos. Por eso, hoy que los vendehumo
alejan la lucha de las calles o la domestican hasta el ridículo, es tan
importante recordar la lección que nos dejó, para siempre, Gamonal.