Lenin y otros grandes revolucionarios, repetían algo tan
importante como básico que a menudo se olvida: hay que aprender del enemigo.
Sobre todo cuando nos gana como es el caso. Es más, cuando lleva tantos y
tantos años venciendo. En Venezuela el imperialismo aún no ha vencido, pero la
burguesía española, que es la que nos toca más cerca, está volcándose con la
oposición fascista para que venzan, recordándonos porqué nos ganan aquí aunque
no sea un análisis cómodo para quienes prefieren no hacer autocrítica y resignarse
a la eterna derrota. Tienen claras unas premisas para imponer su tiranía y en
torno a estas se unen, no es una unión abstracta sin principios como propone la
izquierda domesticada, que encima habla de unión mientras desprecia a
revolucionarios consecuentes. No rebajan estos puntos:
-La solidaridad con sus presos como Leopoldo López, Antonio
Ledezma y tantos golpistas más. La burguesía española y sus medios, despliegan
amplias campañas para liberarlos y dar a conocer sus casos, manipulados, por
supuesto. Tampoco falta la abundante ayuda económica, el asilo político que dan
a sus familiares y otros golpistas sicarios del imperialismo, etc. Sin embargo
y lamentablemente, vemos como aquí la mayoría de quienes se dicen antifascistas
no se solidarizan con las presas y presos políticos antifascistas e incluso los
ningunean o insultan, haciendo un enorme favor al régimen que los encarcela,
tortura y extermina. La burguesía cuida de los suyos y se une para luchar por
su libertad, lección para quienes presumiendo de solidaridad olvidan a quienes
han peleado por nuestros derechos y libertades. Otro de los motivos por los que
nos ganan. Además, nosotros no necesitamos inventar como lo hacen la mujer de
L. López y sus secuaces, basta ceñirnos a la cruda realidad que sufren aquí los
presos revolucionarios a mil km de sus familias, en aislamiento, negándoles la
asistencia médica, etc. También en Venezuela la derecha hace unas campañas por
la libertad de sus mercenarios, que ya quisiéramos aquí por la libertad de
quienes sí la merecen.
-No reconocer legitimidad a quienes perjudiquen, aunque sea
mínimamente, sus intereses. En Venezuela no se ha expropiado a la burguesía y
siguen explotando manteniendo desigualdades abismales, la clase obrera no ha
tomado los medios de producción, no es un Estado socialista, pero desde la
llegada de Chávez se realizaron unas reformas que beneficiaron a las clases
populares y la oligarquía no aceptó ni siquiera esas pequeñas mejoras para los
más necesitados. Los ricos necesitan un gobierno títere de Estados Unidos y de
la UE para amasar aún más fortunas y no tener que ceder ni limosna, por eso no
reconocen legitimidad al gobierno de Maduro que perjudica su avaricia
insaciable. Sin embargo aquí hasta personajes supuestamente comunistas como Cao
de Benós (eso daría para otro artículo), han dicho que el gobierno español es
legítimo porque ha sido votado, aunque sólo sea por un 20% de los posibles
votantes. No es legítimo por su enorme carencia de apoyo popular, pero sobre
todo porque es enemigo de los intereses de la inmensa mayoría, porque su poder
nace del golpe de Estado del 36 sin que hubiera una posterior ruptura con el
fascismo en la farsa de la “transición”, por sus agresiones imperialistas, etc.
Mientras en Venezuela la derecha llama terrible dictadura al
gobierno, aquí Unidos Podemos y derivados, llaman democracia al Estado español
lavando la cara al régimen criminal. De sus políticos como Iglesias o Garzón no
se puede esperar más, pues cobran (y muy bien) por ser buenos corderitos que no
pongan en peligro los privilegios de los explotadores, pero sus votantes no
suelen estar en las mismas condiciones y con su discurso otorgan legitimidad a
la legalidad que nos oprime, como otros partidos revisionistas. Pero la
burguesía jamás otorgará legitimidad a quienes no sirvamos a sus sucios
intereses, por eso legitiman los intentos de golpe de Estado en Venezuela, las
invasiones imperialistas, etc. Si aquí la revolución queda lejana es, entre
otras cosas, por quienes siguen condenando las luchas que se salen de la
legalidad que legitiman llamándola democracia. Así le quitan gravedad a la
opresión del Estado y por lo tanto, la necesidad de una revolución.
-El tercer punto y el más importante, que va ligado a los
anteriores, es el del apoyo a todos los métodos de lucha. La burguesía, en el
Estado español y en cualquier parte del planeta, no ha renunciado jamás ni
renunciará al uso de la violencia para saquear a la clase trabajadora. Ni el
capitalista más estúpido dirá que no necesitan a su brazo armado, la policía y
el ejército, para reprimir manifestaciones, detener y encarcelar a
revolucionarias o proteger su impunidad. Sin tener claro eso, no podrían
oprimirnos y lo saben. Necesitan el uso sistemático del terror y su posición
respecto al terrorismo golpista en Venezuela, lo vuelve a poner de manifiesto. No
han dudado un solo momento en apoyar a quienes han disparado y quemado a
chavistas, los han dejado como héroes de la "resistencia". ¿Cómo no van a hacerlo cuando han bombardeado escuelas y hospitales
en tantos países para saquear sus recursos? La oligarquía y sus esbirros
siempre han defendido sus privilegios con uñas y dientes, aquí tampoco
toleraron al Frente Popular que empezó a conquistar importantes mejoras para la
clase obrera y dieron un golpe de Estado armados. No tienen ningún complejo a la hora de legitimar el uso de la violencia por su parte, aunque sea para imponer algo injusto para la mayoría, a diferencia de nosotros. Principalmente nos ganan por eso, asumen la máxima que dijo Mao y que la cruda realidad señala: "el poder nace del fusil". De ahí que Lenin precisara que "democracia es un fusil en el hombro de cada obrero", pero recordarlo nos lleva a los tribunales que precisamente no renuncian a los fusiles. Muchos estudiantes pijos se juegan la vida en Venezuela con guerrilla urbana frente a la policía, aquí raro es el estudiante obrero que se organiza en asambleas estudiantiles de escasa o nula combatividad. Que hasta los pijos venezolanos sean más combativos, resalta lo de que hay que aprender del enemigo. Pero los medios pueden dejar como una heroicidad su uso de la violencia allí para acabar con un gobierno mucho más democrático que el de aquí, que no desahucia masivamente y que garantiza el acceso a la Universidad mucho más que este Estado, por ejemplo. Nosotros por mucho menos como criticar a la monarquía, somos condenados a prisión, no digamos si defendemos la autodefensa armada... Allí no se condena a nadie por criticar a Maduro ni por aplaudir la quema de policías que no defienden a un régimen tan enemigo de la clase obrera como este.
Sin embargo aquí, casi toda la izquierda, comprada,
cobarde crónica o acomplejada, condena hasta que se rompan los cristales de los
bancos que desahucian familias y que han sido rescatados con miles de millones
de dinero público. Volviendo al primer punto y al segundo: piden la libertad de
todos sus presos sin hacer distinciones de si han practicado la violencia o no,
porque como no otorgan legitimidad al enemigo que combaten, la dan a todos los
métodos para debilitarlo. Aquí la mayoría de la izquierda necesita el permiso
de los medios capitalistas para actuar: si estos no aplauden la acción, no la
hacen o la condenan si la hacen otros. Este es el nivel: esperan que los
voceros de quienes niegan derechos, hablen bien de ellos. Total, se refieren
igual que estos medios a la autodefensa revolucionaria, llamándola terrorismo.
Por el contrario, los medios burgueses jamás llamarán terrorismo a los cócteles
molotov que lanzan en Venezuela a la policía, a los asesinatos de la policía
española en el Tarajal y tantos lugares más o a los balazos de goma y porrazos
de los antidisturbios que han provocado mutilaciones y serias heridas. Aquí la
mayoría de la izquierda a lo sumo critica la violencia del Estado, pero niega
la legitimidad de la autodefensa ante esta, perpetuando así la impunidad de los
verdaderos violentos y legitimando la represión ante quienes oponen
resistencia. Por eso precisamente la pasean por los platós de las principales cadenas
de TV para que tengan a sus votantes tranquilitos. Los mismos medios que apoyan
la quema de chavistas en Venezuela, les dan voz constantemente. ¿No es evidente
la conclusión? Volvemos a lo mismo: porque no ponen en riesgo sus privilegios.
En el momento en el que nuestro discurso y nuestros hechos sí los ponen, cambia
mucho la cosa. La burguesía sí tiene claro que no tiene que respetar a quienes
luchamos contra su dictadura del capital.
En resumen: la burguesía pelea por la libertad de sus
presos, niega la legitimidad de todo gobierno que perjudique sus intereses y
por lo tanto, promueve derribarlos por la fuerza, como la violencia con la que aplastan
las luchas que tampoco les convienen. Lo hacen porque tienen conciencia de la
clase a la que pertenecen y se unen bajo esas premisas para imponerse. Sin
embargo aquí, por citar un ejemplo, cada año 700 trabajadores son asesinados
por ser obligados a trabajar sin seguridad y pocos denunciamos esos crímenes
sin pelos en la lengua. Si en la clase trabajadora hubiera la misma conciencia
de clase que tiene la burguesía, estarían perdidos porque somos la inmensa
mayoría. Pero aún queda mucho trabajo por hacer, la burguesía también ha
conseguido, por tener claro todo lo citado anteriormente sumado a la guerra
sucia de su manipulación constante, que apenas haya conciencia de clase obrera
y que se interiorice que tienen legitimidad, derecho al monopolio de la fuerza,
privilegios respetables y un largo etc. Podemos aprender del enemigo o seguir
caminando en círculos mientras recibimos hostias por todos los lados y ellos
duermen tranquilos sabiendo que si algún radical les interrumpe el plácido
sueño que dan la impunidad y los lujos, la mayoría de la izquierda lo condenará
y si es encarcelado, no pelearán por su libertad. Mientras con una sonrisa y un
caluroso abrazo, Manuela Carmena recibe a los familiares del golpista asesino de
antifascistas, Leopoldo López, pidiendo su libertad. ¿Y aún te preguntas por qué estamos como
estamos y nos ganan, en serio?