“Muchas personas dieron la vida para que podamos votar”
No, muchas personas dieron la vida por una verdadera
democracia, la que el fascismo aniquiló con un golpe genocida. Todos esos
derechos y libertades democráticas que arrasaron, aún no los hemos recuperado y
no ha habido ruptura alguna con el fascismo. ¿Los luchadores contra el fascismo
querrían que legitimemos una legalidad que nace de ese golpe en la que ni un
solo criminal fascista ha pagado por sus crímenes? El boicot activo a su farsa
electoral también sirve para denunciar eso. El Frente Popular se unió bajo un
programa que no tiene nada que ver con las migajas que propone la “izquierda”
domesticada de IU-Podemos que ni siquiera defienden con firmeza. El FP luchaba por la liberación de todos los presos
políticos antifascistas, la Amnistía total que conquistaron. Ningún partido
electoralista lucha por esta, ¿cómo van a ser antifascistas quienes olvidan a
las antifascistas presas? Desde la llegada del fascismo al poder, no van a
permitir cambios profundos como los del FP desde las urnas.
“Si no votamos gana la ultraderecha”
No, la ultraderecha gana siempre porque desde el 39 tienen
el verdadero poder que no parte del gobierno, controlan y forman parte de los
pilares del régimen: ejército, tribunales, cuerpos represivos, monarquía, oligarquía,
CNI, etc. Eso sigue igual haya el gobierno que haya, basta recordar los
gobiernos anteriores del PSOE cuyas políticas han sido casi idénticas a las del
PP, en algunos casos aún peores en cuanto al terrorismo de Estado. ¿Acaso ha
habido cambios profundos con el gobierno actual del PSOE sostenido por Podemos? Ni siquiera han derogado la reforma laboral o la ley mordaza, como prometieron.
La “izquierda” del régimen no pretende poner fin a los tribunales
fascistas que nos encarcelan hasta por contar hechos probados, tampoco a los
cuerpos represivos cuyo sueldo han aumentado. Qué decir de su falta de
combatividad respecto a la monarquía, la Iglesia, etc. Respetan su legalidad,
empuñan la misma bandera rojigualda que VOX y el resto, no luchan por la salida
de la UE-OTAN imperialistas, carecen de solidaridad con represaliados, no
denuncian el terrorismo patronal ni quieren poner fin a la explotación, etc. Si
no nos quedamos en los discursos y analizamos los hechos, veremos que las
diferencias no son tan abismales en cuestiones fundamentales. El fascismo no
empieza ni acaba en VOX, al que el régimen utiliza y da bombo a todas horas
para blanquear al resto de partidos y fomentar la participación en las urnas
por el miedo, pero Podemos ha dicho que los tratará con cordialidad y no exige
la libertad de la antifascista recién encarcelada por acudir a una
manifestación contra estos.
Urge la necesidad de ver la diferencia entre gobierno y
régimen: todos los partidos, como lo han reconocido los empresarios más
poderosos como el dueño de Mercadona o el dirigente de la patronal, sirven a
las mismas políticas capitalistas que no ponen en riesgo. La oligarquía
financiera, quien realmente ostenta el poder, es quien siempre gana. En todas
las papeletas deberían aparecer los logos de bancos y grandes empresas. ¿Vamos
a votarlas o mejor boicotearlas y no darles nuestro permiso para machacarnos?
Por eso es absurdo lo que plantea el Front Republicà
diciendo presentarse para “impulsar la ruptura” y bloquear el gobierno. Al
régimen no se le puede bloquear votando, haya gobierno formado o no, seguirá
funcionando igual. En cuanto a la ruptura, no tienen plan alguno para romper
con el Estado y acaban haciendo seguidismo del processisme.
Necesitamos un cambio de Estado en el que tengamos nosotros
el poder y no una minoría de parásitos explotadores, no de gobierno que
perpetúe el mismo Estado.
“Hay que votar a la opción menos mala, el voto útil”
Bajo esa premisa, llevan 40 años dejándonos cada día con
menos, habrá que plantearse que no es efectivo. No podemos conformarnos con la
mierda más perfumada, no merecemos mierda y punto. ¿Quiénes han alejado más la
lucha de las calles que necesitamos para conquistar derechos y libertades? La
“izquierda” domesticada. En varias de las principales ciudades donde Podemos ha
tenido alcaldías, no han garantizado ni las pequeñas mejoras que prometieron y
por las que ganaron jugando con personas desesperadas. Por lo tanto, eso de que son el mal menor, no cuadra. En
todo caso, votar a un supuesto “mal menor”, implica aceptar el mal y no
combatirlo.
“Si no te representa ninguno de los que hay, haz un partido
o que el tuyo se presente”
En este Estado, hay una ley de partidos que ilegaliza a los
partidos que realmente luchan por derechos y libertades democráticas de forma
consecuente. El partido que más ha defendido nuestros intereses y que ha
demostrado con hechos ser comunista y no traicionar, el PCE (r), es ilegal y
muchos de sus militantes han sido condenados a 11 años de prisión
exclusivamente por militancia política. Su secretario general, Manuel Pérez
Martínez (camarada Arenas) sufre una cadena perpetua encubierta y por
desatención médica han exterminado y exterminan a sus militantes como Isabel
Aparicio. Por lo tanto, ni pueden presentarse ni hacer una labor política
abierta, con el silencio o la criminalización de la “izquierda” apoltronada. Votar
en este contexto es legitimarlo, porque ningún partido electoralista lo
denuncia.
Además, los grandes partidos que tienen oportunidades por no
suponer riesgo alguno, reciben cuantiosas sumas de dinero del Estado y un
potente altavoz en los medios del capital. Eso jamás sucederá con un partido
que realmente nos represente, la oligarquía es asesina, pero no suicida.
“Si no votas, no te quejes”
No, en todo caso quien no puede quejarse es quien legitima
esa farsa y acepta sus reglas corruptas. Si no participamos por denunciar que
no tenemos nada que ganar en su circo, precisamente es cuando tenemos la
legitimidad para quejarnos. Es como si un equipo va a jugar el partido sabiendo
que el árbitro está comprado, si lo sabía antes tendrá menos motivos para
quejarse y lógicamente les preguntarán porqué diablos jugaron conociéndolo, que
si se plantan y no aceptan jugar por saber el amaño.
“Votar en blanco es la forma de mostrar el desacuerdo”
Votar en blanco sigue implicando participación, aceptar el
timo y decir que esa es una forma que nos otorgan para mostrar rechazo, cuando
cuenta como respeto y creencia en estas elecciones como forma de expresión.
Otra de sus coartadas para perpetuar la falsa democracia.
Cierto, no es suficiente con no votar, pero es un paso que amplias masas de la clase obrera y los sectores populares, sepan que ninguno de esos partidos sirven para tener vidas dignas. Boicot activo
significa participar en las luchas, organizarse con los métodos de lucha que
sean necesarios al margen de partidos y sindicatos que no nos representan. Eso,
acompañado de una enorme abstención, dejaría al régimen muy aislado y
debilitado.
CONCLUSIÓN:
Rajoy resumió la necesidad de la participación en una
frase: “Votad, a quien sea, pero votad”. El Estado necesita poder decir que
muchas personas creen en su régimen y que lo demuestran participando. Cuando la
abstención se estaba disparando ante la crisis general y de los grandes
partidos, el régimen aupó a Podemos y a C’s. Así, rescataron un poco la baja
participación y sobre todo calmaron las luchas que empezaban a desarrollarse
masivamente en las calles, con un creciente descontento popular que los ponía
nerviosos. Ahora aúpan a VOX para que se disparen los votos a un PSOE y Podemos
cada vez más tocados con el pretexto de “frenar a VOX”.
Si concluimos que la solución pasa por organizar luchas y la
necesaria futura revolución en las calles que ponga fin a este Estado, votar a partidos que la frenan no
nos ayuda a avanzar. Por lo tanto, en este contexto en el que no se presenta
ningún partido que sirva a esto, si queremos favorecer ese escenario de aún más
abstención (ya es muy elevada pese al bombardeo constante a todas horas para
que votemos) y luchas en las calles que escapen a su control, es imprescindible
el boicot activo. Un 70% de abstención (del que estaríamos cerca o hubiéramos
llegado sin la irrupción de “nuevos” partidos) sumado a mucha combatividad en
las calles, dejarían al régimen agonizando con una crisis difícilmente
sostenible.