Si hay
un cáncer que corroe una gran parte del conocido como “movimiento comunista”,
es la obsesión por el folklore que suele llevar a la banalización de quienes se
dice respetar. Así, como con la imagen del Che, Stalin también ha pasado a ser
más un postureo guay, que alguien de quien tomar un mínimo ejemplo práctico. Desde
luego, si a alguien beneficia todo esto, es al capitalismo. Con el Che han
invertido mucho en intentar reducirlo a una marca y les ha dado sus frutos, con
Lenin y Stalin no les está haciendo falta, ya se encargan las nuevas
generaciones de reducirlos, con honradas excepciones, a memes y fotos de
perfil. Sobra decir, pero lo aclaro ante previsibles malinterpretaciones, que
no tengo nada en contra de ponerse una foto de Lenin o Stalin, faltaría más,
pero sí contra quienes reducen el comunismo a ese fetichismo sin una práctica
revolucionaria, pues Lenin y Stalin eran los primeros en combatir eso. Además,
suele pasar que quienes son más dados al folklore, son quienes menos luchan.
Internet
ha propiciado todo ese circo, reduciendo el comunismo a algo parecido a una
colección de cromos de Pokemon, despojándolo de toda seriedad. Basta echar un
ojo a twitter, parece que está lleno de rojos y que pronto se organizará algo
cercano a una revolución. Nada más lejos de la realidad, es un mundo paralelo.
Los hay que están todo el día con la bromita, memes y más memes absurdos con
tal de no mover el culo para ayudar a parar un desahucio o hacer agitación y
propaganda en las calles para elevar el nivel de conciencia de las masas y así
poder organizar la revolución en el futuro, que cabe recordar: no entrará por
la ventana. Aunque si les entrara por la ventana huirían porque supondría
riesgo y trabajo. Casi todos, en mayor o menor medida, hemos errado al banalizar
algo tan serio alguna vez, cosa comprensible cuando se es un quinceañero. Pero
cuando algunos ya están creciditos, el despropósito adquiere otra dimensión. Algo
por lo que tantas y tantos han dado la vida o la siguen dando, algo por lo que
revolucionarios están condenados a cadena perpetua, no es para estar con la
bromita todo el día. El problema es que para involucrarse hay que tener
conciencia, cosa difícil cuando la máxima preocupación de algunos es poder
salir de fiesta. Y no hablo de quienes admiran a Paquirrin, sino de muchos que
utilizan folklore comunista constantemente.
Lo más
triste de todo, es que encima se creen muy distintos a quienes ven “hombres,
mujeres y viceversa” y los insultan con aires de superioridad, en plan: “tú
eres un borrego y yo no”. Quien no lucha por ignorancia, tiene excusa y ya
bastante tiene con su ignorancia, en todo caso habrá que luchar para que tomen
conciencia, pero quien conoce y no actúa, tiene muchísima más culpa que el
ignorante. Es muy fácil presumir de conciencia demostrando todo lo contrario
actuando como un ignorante más. Como también es mucho más fácil creerse
distinto por ponerse fotos de revolucionarios o usar sus nombres para el nick
de facebook, que ir a asambleas a radicalizar las luchas u otras tareas
revolucionarias. Lo reducen a postureo como la adolescente que forra su carpeta
con fotos de Enrique Iglesias, aunque seguro que esta haría más por Enrique que
tantos posers de internet por las ideas que defendieron Lenin, Stalin, etc. Los
bolcheviques asistían a asambleas y se jugaban cárcel por darles a los zaristas
donde les dolía, no se creían super guays desde la comodidad y la
desorganización absoluta poniéndose fotos de Marx sin mover un dedo por la
revolución que supuestamente quieren los posers. Para ellos, que tanto se
llenan la boca, esto no llega ni a hobby, porque hasta a un hobby se le dedica
muchas más horas de las que dedican a la lucha. Los memes de Lenin no evitarán
desahucios, pero sus ideas comunistas puestas en práctica, sí.
Para colmo,
quienes reducen el comunismo al folklore, suelen faltar al respeto a quienes sí
actúan como revolucionarios ejemplares. Será porque no soportan que con su
ejemplo les recuerden que eso defendió e hizo Lenin y no la cibermilitancia. Es
una verdadera lástima que con las condiciones objetivas que se dan, con millones
de personas pasando hambre, desahuciadas o sin trabajo, no se estén
aprovechando todo lo que se podrían para crear las subjetivas que nos permitan
avanzar mucho más rápido hacia la revolución. ¿Pero realmente quieren la
revolución o sólo hacerse los guays por internet? La respuesta la demuestran
con sus hechos. Algunos madurarán y se pondrán manos a la obra, otros se
pasarán la vida echando pestes de los verdaderos revolucionarios con una foto
de Lenin de perfil o creyéndose muy distintos al que tiene una de Ronaldo,
cuando en las calles hacen el mismo trabajo revolucionario: ninguno. Ya decía
Lenin que “Si uno no está dispuesto a arrastrarse por el barro, no es
revolucionario, sino charlatán” y José Martí que “si no luchas, ten al menos la
decencia de respetar a quienes sí lo hacen”.