En cuestión de 3 meses hemos pasado 15 raperos por la
Audiencia Nacional. Yo ya fui condenado a 2 años de prisión y ahora pueden
caerme hasta 6 más, La Insurgencia (11 raperos, un productor y quien hacía los
vídeos) también se enfrenta a una larga condena por “asociación ilícita”,
“enaltecimiento del terrorismo” e incitación al odio y a Valtonyc lo acaban de
condenar a 3 años y 6 meses de prisión por injurias a la corona y
enaltecimiento. En ningún Estado europeo, ni siquiera en Estados Unidos, se
viola así la libertad de expresión. Evidentemente no estoy poniendo como
ejemplo de libertades a esos países, todo lo contrario, pero que en este Estado
haya aún menos, es muy significativo. A raíz de estos casos, bastante mediáticos,
muchas personas se preguntan cómo puede suceder. Para entender el presente y
conquistar el futuro, hay que conocer el pasado.
La Audiencia Nacional es un tribunal herencia del Tribunal
del Orden Público franquista que cumple la misma función: castigar con saña la
disidencia. Le cambiaron el nombre pero los jueces y fiscales continuaron
siendo los mismos. Un tribunal demócrata hubiera condenado a la policía
torturadora y asesina del franquismo, a sus ministros, etc. Nada más lejos de
la realidad: condenó a quienes luchaban para que así fuera. Por sus salas y
calabozos hemos pasado miles de antifascistas cuyo delito ha sido luchar por
una verdadera democracia. Por lo tanto cabe recordar, ahora que tanto hipócrita
pide la libertad de Valtonyc, que los partidos como Unidos Podemos que no piden
la disolución de este tribunal y de los cuerpos represivos, están perpetuando
la represión. Para combatir la represión hemos de saber quienes están realmente
en nuestra trinchera y quienes de una forma u otra legitiman a los represores. Además, estos oportunistas sólo se acercan cuando algo tiene bombo mediático y a menudo ni eso, pues criminalizaron a los jóvenes de Altsasu y se solidarizaron con la Guardia Civil.
En Estados Unidos hay raperos y artistas más famosos que
nosotros y con letras mucho más explícitas que llaman a ejecutar policías o
políticos. Ninguno ha sido condenado a prisión por ello. Baste como ejemplo la
canción “Cop Killer” de Ice T que puede encontrarse subtitulada en castellano
por YouTube. O el videoclip del famoso y clásico grupo Onyx “Againt All
Authorities”, en el que secuestran a un policía, lo golpean y lo crucifican. De
hacer eso un grupo de este Estado, sería detenido al día siguiente y condenado
a prisión. Por mucho menos Valtonyc pasará, si la solidaridad no lo evita, casi
4 años encarcelado. Pero a todas horas nos dirán que el máximo problema es
Trump cuando aquí tenemos algo aún peor. Para transformar la sociedad, hay que
saber donde sobrevivimos. Por eso es tan importante que con campañas y hablando
con nuestro entorno, demos a conocer casos como estos y tantos más para que se
tome conciencia de que vivimos en un Estado sin las más mínimas libertades
garantizadas. El uso sistemático del terror de la represión para que tengamos
la boca cerrada, es el fascismo moderno del que hablaba Dimitrov, la forma de dominación
de la oligarquía más reaccionaria. Los hijos y los nietos políticos de quienes encarcelaron
o exterminaron a Lorca, a Miguel Hernández y a tantos antifascistas más, son
los que con prácticas inquisitoriales nos condenan por protestar. Saben que
hacerlo, por el momento, les sale casi gratuito. Sí provoca que más personas
abran los ojos, pero si no se transforma en solidaridad llevada a los hechos,
los represores no se lo piensan. Por eso, ahora que se habla tanto de la falta
de libertades, hemos de insistir en la importancia de la práctica
revolucionaria para que la indignación sea mucho más que unos twits o un
berrinche momentáneo.
Para evitar que Valtonyc entre en prisión hace falta mucha
presión. Si por todo el Estado hubiera concentraciones exigiendo su libertad y
amplias campañas, se lo pensarían dos veces con él y con tantos más. Nuestro
deber es organizarlas si nos indigna que se le quiera encarcelar por
republicano y antifascista. ¿Acaso nosotros no lo somos? Pero sin olvidar que las
cárceles están llenas de presos y presas antifascistas, la solidaridad no puede
ser selectiva porque no sólo Valtonyc merece la libertad. La reivindicación de
la amnistía total se hace imprescindible para unir la solidaridad y apuntar al
régimen, teniendo claro que mientras tengamos un Estado así, no pararán de
encarcelar por luchar. Por eso lo más importante es fortalecer la organización
revolucionaria que pelee duro por acabar con la raíz del problema.