La mayoría responderán que sí porque pueden comprarse libros
de Marx y Lenin, llevar una bandera comunista o una camiseta con la cara del
Che. Pero como decía Engels: el marxismo es una guía para la acción. No podemos
separar la teoría de la práctica, ese es el empeño de la burguesía para que no
nos organicemos en torno a la lucha comunista, por eso repiten falacias como
que “el comunismo es muy bonito en la teoría pero fracasa en la práctica”. Por
eso no persiguen a los intelectuales pequeño burgueses que se pasan el día
teorizando sobre lo ya escrito y que no tienen práctica revolucionaria alguna,
porque además, estos charlatanes se dedican a atacar a los revolucionarios que
sí la han tenido y tienen. Por lo tanto, le hacen otro favor a la burguesía. Los
clásicos del marxismo escribieron para incitar a una práctica revolucionaria
correcta, no para que sus textos se quedaran en un blog o en una biblioteca. Como
por lo tanto no podemos quedarnos en el plano teórico para decir si el
movimiento comunista es legal, veamos si en la práctica lo es. Aún así, cabe
recordar que aunque uno pueda comprar un libro de Lenin en multitud de
librerías, hay escritos comunistas prohibidos como muchos del PCE (r) y el
Estado cerró en 2007 la web Antorcha donde aparecían algunos de estos,
encarcelando al administrador.
Hay que partir de la base de que el marxismo-leninismo es la
combinación de lucha legal e ilegal, por lo tanto hay una parte de la lucha
que siempre estará fuera de la legalidad. En algunos Estados, con más
libertades políticas que el español, el margen para actuar en la legalidad es
mayor, pero aquí, donde se persigue hasta a quienes denunciamos torturas y
asesinatos a manos de la policía o en el que la policía carga e impone caras
multas hasta en manifestaciones pacíficas, apenas hay posibilidades. Estas
condiciones han obligado a muchos militantes comunistas a pasarse a la
clandestinidad, dificultando así la labor policial para detenerlos por una
actividad exclusivamente política y no armada. No lo hicieron por capricho,
como parecen asegurar los manipuladores revisionistas tan apegados a la
legalidad que no suponen peligro alguno. Lo hicieron por el constante acoso al
que eran sometidos por la policía, por repartir octavillas o
participar en asambleas de trabajadores o parados. La solidaridad con los
presos políticos antifascistas también está perseguida y han encarcelado a
solidarios e incluso a abogados de los presos. Ante esta ausencia de
libertades, ¿quién puede decir que la lucha comunista es legal en el Estado
español? Sólo quienes se dicen comunistas pero en los hechos, lo que lógicamente
más cuenta, no denuncian ni el exterminio de presas comunistas. La burguesía
teme la práctica y cuando esta es inexistente o no pone en riesgo los pilares
del régimen, puede tolerarla e incluso la necesita para tergiversar el marxismo
y dar una imagen de pluralidad para camuflar mejor la falsa democracia.
Pero hay una cosa imprescindible para saber hasta qué punto
la lucha comunista es legal en un Estado: saber si el partido comunista que
ejerce como tal y no sólo de nombre, es legal. Los comunistas creemos en la
imperiosa necesidad del partido comunista, que es la organización independiente de la clase
obrera, es decir, que no está controlada por la burguesía y que por lo tanto, sólo sirve a los intereses de los trabajadores sin deberse a acatar la legalidad que nos oprime. Renunciar a la función del partido comunista es el colmo del
oportunismo y equivale a decir que la pequeña burguesía puede dirigir el
movimiento revolucionario, renunciando al papel de vanguardia del proletariado más
avanzado. En el Estado español, el partido que se ha ganado durante cuatro
décadas el calificativo de comunista, con una lucha tenaz, comprometida a
cualquier precio y bien organizada, que jamás ha traicionado los principios
comunistas y por lo tanto a la clase obrera, es el PCE (r) y es un partido ilegal precisamente por eso. Un
Estado como el español, que no rompió con el fascismo y que por lo tanto, a la
vista está, no asegura ni las libertades más básicas, no va a tolerar que un
partido verdaderamente revolucionario, sea legal. Ya no sólo eso, sino que las
condenas a sus militantes llegan a los 11 años de prisión y en el caso de su
Secretario General, que ya acumula 24 años de condena en dos tandas, a la
cadena perpetua encubierta. Otros tantos han sido asesinados pasada la "transición". Ni los bolcheviques en el zarismo sufrían una
represión tan contundente, ni siquiera Fidel Castro tras ser encarcelado cuando
asaltó con las armas el cuartel de Moncada. Por lo tanto, si los comunistas
creemos en la función imprescindible del partido y queremos organizarnos con
este para tener una práctica consecuente, no podemos hacerlo desde la
legalidad. ¿Quién puede decir que la lucha comunista es legal en el Estado
español? Los partidos que diciéndose comunistas caen en el parlamentarismo más
vergonzoso, han sido defensores de la Constitución y de la reconciliación con
el fascismo, condenan la autodefensa, no exigen la Amnistía total, reducen las
experiencias revolucionarias de otros países al folklore festivo y no proponen
nada más que manifestaciones-paseo. En definitiva, quienes se pasan los
principios comunistas por su cómoda práctica. Como se suele decir: “Quienes no
se mueven, no sienten las cadenas”. Y moverse en la lucha comunista, es todo lo
contrario a eso y suele ser ilegal, otra cosa es que no puedan encarcelarnos a
todos los que hagamos algo ilegal, pero la posibilidad está ahí.