A sólo un mes del referéndum, aún somos pocos quienes
hablamos de la necesidad de crear comités de defensa por si el Estado envía a
la Guardia Civil a impedirlo por la fuerza, eso contando que los Mossos estarán
controlados por la Generalitat. Pero no sólo por la posible intervención de la
policía fascista, también por las serias amenazas que desde organizaciones
nazis, falangistas, etc, están haciendo. Mientras distribuyen octavillas en las
que se llama a derramar sangre independentista con total impunidad, aquí hay
muchos que creen que el Estado español sólo es una “democracia imperfecta” y no
un Estado que no rompió con el fascismo, capaz de cualquier cosa para frenar
una independencia que dejaría muy debilitado a su régimen con una crisis cada
día más agudizada. Al fin algunos espabilan un poco ante la guerra sucia, con
la manipulación más ruin y descarada, que desde los medios controlados por el
Estado han aumentado tras el atentado yihadista. Cuando decimos que son capaces
de todo, también nos referimos a haber permitido que el imán yihadista campara
a sus anchas pese a estar más que fichado. ¿Alguien cree que es casualidad que
los atentados hayan sido tan cerca del referéndum? Y eso que tuvieron que
adelantarlos tras las bombonas que les estallaron en Alcanar. Que hasta quien
fuera jefe de un sindicato de la policía nacional, haya dicho que el imán
apestaba a CNI… Todo vale para atacar al independentismo, desde las acusaciones
de nazis por parte de los peperos que aún homenajean a la División Azul y tienen
de miembro honorífico al criminal franquista de Fraga o de los GALosos del P$OE,
a culpar de los atentados yihadistas al “procés”.
Ante semejante régimen, lo lógico es plantear la necesidad
de organizarnos para defender físicamente el referéndum y asegurarlo. Resulta
sorprendente que la mayoría del independentismo ni siquiera contemple la
posibilidad de que la Guardia Civil acuda a retirar las urnas. Dicen que no
tienen policía suficiente para hacerlo, como si necesitaran estar presentes en
cada colegio electoral. Basta que boicoteen los principales colegios de Catalunya
para restar validez al referéndum. También aseguran que el Estado no puede
permitirse una imagen tan represiva de cara al exterior, como si al Estado le
temblara el pulso a la hora de ilegalizar organizaciones democráticas, asesinar
inmigrantes, torturar, proteger a ministros del franquismo, etc, pese a las
llamadas de atención del tribunal de “derechos humanos” europeo (que hasta
desde la criminal UE les llamen la atención, lo dice todo). En todo caso, esa
posibilidad existe y hay que estar preparados. De lo contrario, como acudan, el
ridículo va a ser el chiste más contado en los despachos de la Moncloa y de sus
cloacas. Además, si vienen, probablemente sea de madrugada para evitar tener
que desalojar a los votantes a porrazos, de ahí la importancia de proteger los
colegios electorales desde bastante antes del referéndum. Hay personas de
sobras para hacerlo, pero el problema es que estas cuestiones no se plantean y
la CUP, que debería plantearlas seriamente, no lo hace salvo contadas excepciones. Sólo una pequeña parte de la CUP ha apoyado los comités de defensa
del referéndum. Sólo queda un mes y a parte de tratar estas cuestiones, son
necesarios los hechos.
Como siempre, la ANC y sus políticos de Junts pel sí, no van
más allá del ambiente festivo y de pintar el referéndum y la independencia casi
como un camino de rosas. No les interesa que se hable de cuestiones
fundamentales como por ejemplo, cómo expulsarán al ejército y a la policía
española tras la declaración de independencia en caso de ganar el referéndum. Tratan
a los independentistas como a niños pequeños o ni eso, porque a los niños se
les advierte del peligro y ellos no contemplan la posibilidad de que se impida
el referéndum por la fuerza. Pero de ellos no podía esperarse mucho más, el
problema es cuando la CUP no prepara al pueblo para responder en caso de que se
impida el referéndum. El reformismo del que hacen gala muchos de sus
militantes, lleva al espontaneísmo y a la falta de disciplina. Aquí en mi
ciudad no han impulsado ni una sola asamblea abierta para tratar todas estas
cuestiones y no han mencionado ni de pasada la necesidad de organizar la
defensa física del referéndum. Cuando algunos nos tragamos las serias
diferencias y pedimos el voto para la CUP en las últimas elecciones, lo hicimos
para que impulsaran cosas como esta, pero a la vista está que no está siendo
así con contadas excepciones. En todo caso era un voto necesario, pues las
elecciones estaban planteadas como un sí o un no a la independencia y
agudizaban la crisis del régimen.
Con todo lo que ha hecho el Estado y está haciendo, no sé
qué tiene que pasar para que aumente la combatividad y la seriedad ante un
momento histórico. Tal vez la cosa empezaría a cambiar con la actuación de la
Guardia Civil, pero si la respuesta no se organiza previamente, no estará a la
altura. La “revolución de las sonrisas” no será suficiente ante un Estado capaz
de cualquier cosa para frenar la independencia y nuestro deber como
revolucionarios es recordarlo sin sumarnos al ambiente de verbena tan poco
crítico, lleno de fe ciega en políticos más pendientes de su poltrona que de un
enfrentamiento abierto con el Estado que pueda llevarles a la cárcel. Porque
mientras pregonan pacifismo con el Estado (no lo pregonan tanto cuando apoyan a
la OTAN, la represión de los Mossos, la brutal explotación, los desahucios, etc),
el Estado va sacando brillo a las porras por si el 1 de Octubre o con la
posterior declaración de independencia, tiene que hacer uso de estas. Defender
el referéndum es defender los comités de defensa, si van a regalar los colegios
electorales a la posible visita de la Guardia Civil la noche antes, que no nos
vendan patriotismo ni radicalismo de postín.