Si algo
le interesa al Estado español, como garante de los privilegios de los
capitalistas saqueados al pueblo, es que reduzcamos el problema al PP$OE, para
que no vayamos a la raíz del problema. Así, hablan de “regeneración democrática”
por la entrada en escena de dos grandes partidos más: Ciudadanos y Podemos. Ante
el enorme descrédito del PP$OE, o volvían a pintar un poco la fachada al
fascismo moderno, o se les caía el edificio abajo en poco tiempo. ¿Que hay que
pintarle la fachada? Pues se pinta mientras el interior quede intacto; ese es
el proceder de los oligarcas fascistas, quienes realmente mandan porque su
poder nace del capital que nos sangran y de las armas.
En
resumidas cuentas, Ciudadanos viene a ser sustituto del PP y Podemos del P$OE. Ninguno
de estos dos partidos pretende poner en serios apuros al régimen y a lo sumo,
quieren contribuir a pintarle un poco la fachada: al fin y al cabo a dejar
intacto el interior, que es lo que nos importa porque es donde vivimos. Si nos
dan porrazos por protestar por nuestros derechos, nos importa un carajo del
color que sean. Podemos, en ese sentido, ya ha empezado a mostrarse más honesto
reconociendo que los antidisturbios actuarán cuando haga falta para garantizar
el orden, que no es otra cosa que este régimen de explotación. Da verdadero
asco contemplar el circo electoral en el que Podemos y Ciudadanos se pelean por
los votos de los desencantados con el PP. Para eso, Podemos tiene que rebajarse
mucho más y desde luego, eso crea de todo menos conciencia de clase, que es lo
que necesitamos para un día poder hacer la Revolución que lo cambie todo y que
es la única solución verdadera a todos nuestros problemas.
Haciendo
creer que el problema es el bipartidismo y no el poder armado hasta los dientes
de los capitalistas que con un partido u otro en el gobierno harán cuanto les
plazca teniéndonos a la clase trabajadora a su entero servicio, evitan que la
lucha se centre en las calles en torno a reivindicaciones democráticas,
llevando mucha rabia a las urnas donde las reglas están marcadas para que no
tengan ningún susto. ¿Cómo vamos a cambiar las reglas sin salirnos de sus
reglas? Es imposible. No existe un camino fácil, ojalá, pero si los
capitalistas siguen manteniéndose en el poder, es entre otras cosas, porque no
son rematadamente estúpidos como para dejarse arrebatar el poder con votos. Una
cosa es ganar unas elecciones, a las que por cierto sólo pueden presentarse los
partidos que pasan por el aro y en desigualdad de oportunidades, y la otra hacerse
con el poder, es decir, poder cambiar lo que se quiera. Por ejemplo, si Podemos
gana las elecciones y decide que se expropian todas las viviendas a los bancos
para que el derecho a la vivienda sea garantizado para todos por el Estado, no
podría hacerlo. No sólo porque la ley no lo permite, sino porque el ejército y
la policía están para defender unas leyes redactadas por la oligarquía para su
propio disfrute y son su brazo armado, que no va a permitir por las buenas que
estos pierdan sus privilegios. ¿Acaso alguien cree que no creemos en sus
instituciones por capricho? Si tuviéramos la oportunidad de defender la
verdadera democracia que defendemos por las urnas con la posibilidad de
cambiarlo todo llegando al gobierno por el voto, ¿alguien cree que no nos
presentaríamos? Si Podemos pudiera
conquistar unos mínimos derechos democráticos llegando al gobierno, seríamos
los primeros que los votaríamos. Pero somos comunistas y lo nuestro no es la fe
ciega, sino el análisis científico, por eso sabemos que ni han demostrado la
intención sus líderes, ni podrían en caso de intentarlo.
Por
eso, ante la imposibilidad de cambios importantes ganando unas elecciones,
están tan callados los de Podemos respecto a Syriza. Porque se ha demostrado
una vez más que en este contexto, no hay salida alguna por la vía electoral. Syriza
se ha plegado a las exigencias de la UE y del FMI, traicionando así a sus
votantes, que los votaron precisamente para que les plantaran cara. En Grecia
sigue la miseria generalizada, los nazis de Amanecer Dorado continuan campando
a sus anchas y los presos políticos antifascistas siguen poniéndose en huelga
de hambre porque ni siquiera han mejorado sus condiciones en prisión. La
policía, por supuesto, sigue reprimiendo al pueblo cuando sale a la calle a
protestar ante tamaña estafa. Podemos sabe de esta decepción y por eso ya no
los ponen como ejemplo, cuando antes de las elecciones en Grecia prometían algo
parecido al paraíso si ganaban sus hermanos de Syriza, que aún así, aunque sólo
fuera de palabra, estaban más a la izquierda que Podemos.
Si Podemos
gana las elecciones no podría, aunque quisiera, disolver la Audiencia
Nazi-onal, encargada de perseguir, torturar y encerrar a antifascistas desde
los tiempos de Franco (aunque por entonces se llamara Tribunal del Orden
Público). Tampoco podrían, aunque no les importe lo más mínimo, legalizar al
PCE (r), el partido que más ha peleado por los derechos de la clase trabajadora
y por lo que ha pagado y paga un alto precio. Con el partido que más se ha
preocupado por la clase obrera ilegal, ni siquiera se podría hablar de unas
serias conquistas democráticas. Por lo tanto, si el Partido que nos representa
sigue siendo ilegal con el PP$OE o con Podemos en el gobierno, ¿qué diablos
ganamos?, ¿si la Audiencia Nazi-onal sigue deteniendo a antifascistas con un
partido u otro en el gobierno, qué ganamos?, ¿si la Guardia Civil y la Policía
Nacional siguen golpeando en manifestaciones por una resistencia de sobras
legítima ante las tremendas injusticias, qué ganamos?
Gobiernen
Podemos, Ciudadanos o el PP$OE, todos los partidos tienen algo en común: son
partidos del sistema que nos oprime y sirven para perpetuarlo. Todos coinciden
en una cosa muy importante: en legitimar la represión contra quienes nos
saltemos unas leyes enemigas de nuestra clase. Ante semejante farsa sólo cabe
decir que no nos representan y pregonar el boicot activo, es decir, apostar por
la lucha en las calles, independiente de las instituciones del Estado que
pretenden someterla a la legalidad que impusieron los fascistas que redactaron
la Constitución. En este contexto, con un capitalismo monopolista de Estado, no
hay libertades ni siquiera para hacer importantes reformas que beneficien a la
clase trabajadora y nos brinden facilidades para nuestro trabajo político. No
hay salidas en los espejismos que venden socialdemócratas que ni siquiera
podrían cumplir su mísero programa, que por cierto, están cambiando
constantemente tomando el pelo a sus votantes, aunque pocos se lo leerán, basta
que aparezcan en programas de TV. La única salida es la organización
revolucionaria de la clase obrera al margen de la legalidad que extermina
nuestros derechos y libertades, aunque evidentemente eso no quita que
aprovechemos el poco margen de actuación que tenemos en la legalidad, si
realmente queremos acabar con el régimen y no sostenerlo como los partidos que
pintan al bipartidismo como el problema, cuando gobierne quien gobierne, la
raíz del problema, el capitalismo, seguirá siendo la misma. Y bajo el
capitalismo, sólo nos espera precariedad y miseria para la inmensa mayoría,
aunque esos farsantes aseguren que hay salidas para la mayoría bajo la tiranía
del capital.