miércoles, 27 de mayo de 2015

PODEMOS Y EL BIPARTIDISMO

Si algo le interesa al Estado español, como garante de los privilegios de los capitalistas saqueados al pueblo, es que reduzcamos el problema al PP$OE, para que no vayamos a la raíz del problema. Así, hablan de “regeneración democrática” por la entrada en escena de dos grandes partidos más: Ciudadanos y Podemos. Ante el enorme descrédito del PP$OE, o volvían a pintar un poco la fachada al fascismo moderno, o se les caía el edificio abajo en poco tiempo. ¿Que hay que pintarle la fachada? Pues se pinta mientras el interior quede intacto; ese es el proceder de los oligarcas fascistas, quienes realmente mandan porque su poder nace del capital que nos sangran y de las armas.

En resumidas cuentas, Ciudadanos viene a ser sustituto del PP y Podemos del P$OE. Ninguno de estos dos partidos pretende poner en serios apuros al régimen y a lo sumo, quieren contribuir a pintarle un poco la fachada: al fin y al cabo a dejar intacto el interior, que es lo que nos importa porque es donde vivimos. Si nos dan porrazos por protestar por nuestros derechos, nos importa un carajo del color que sean. Podemos, en ese sentido, ya ha empezado a mostrarse más honesto reconociendo que los antidisturbios actuarán cuando haga falta para garantizar el orden, que no es otra cosa que este régimen de explotación. Da verdadero asco contemplar el circo electoral en el que Podemos y Ciudadanos se pelean por los votos de los desencantados con el PP. Para eso, Podemos tiene que rebajarse mucho más y desde luego, eso crea de todo menos conciencia de clase, que es lo que necesitamos para un día poder hacer la Revolución que lo cambie todo y que es la única solución verdadera a todos nuestros problemas.

Haciendo creer que el problema es el bipartidismo y no el poder armado hasta los dientes de los capitalistas que con un partido u otro en el gobierno harán cuanto les plazca teniéndonos a la clase trabajadora a su entero servicio, evitan que la lucha se centre en las calles en torno a reivindicaciones democráticas, llevando mucha rabia a las urnas donde las reglas están marcadas para que no tengan ningún susto. ¿Cómo vamos a cambiar las reglas sin salirnos de sus reglas? Es imposible. No existe un camino fácil, ojalá, pero si los capitalistas siguen manteniéndose en el poder, es entre otras cosas, porque no son rematadamente estúpidos como para dejarse arrebatar el poder con votos. Una cosa es ganar unas elecciones, a las que por cierto sólo pueden presentarse los partidos que pasan por el aro y en desigualdad de oportunidades, y la otra hacerse con el poder, es decir, poder cambiar lo que se quiera. Por ejemplo, si Podemos gana las elecciones y decide que se expropian todas las viviendas a los bancos para que el derecho a la vivienda sea garantizado para todos por el Estado, no podría hacerlo. No sólo porque la ley no lo permite, sino porque el ejército y la policía están para defender unas leyes redactadas por la oligarquía para su propio disfrute y son su brazo armado, que no va a permitir por las buenas que estos pierdan sus privilegios. ¿Acaso alguien cree que no creemos en sus instituciones por capricho? Si tuviéramos la oportunidad de defender la verdadera democracia que defendemos por las urnas con la posibilidad de cambiarlo todo llegando al gobierno por el voto, ¿alguien cree que no nos presentaríamos?  Si Podemos pudiera conquistar unos mínimos derechos democráticos llegando al gobierno, seríamos los primeros que los votaríamos. Pero somos comunistas y lo nuestro no es la fe ciega, sino el análisis científico, por eso sabemos que ni han demostrado la intención sus líderes, ni podrían en caso de intentarlo.

Por eso, ante la imposibilidad de cambios importantes ganando unas elecciones, están tan callados los de Podemos respecto a Syriza. Porque se ha demostrado una vez más que en este contexto, no hay salida alguna por la vía electoral. Syriza se ha plegado a las exigencias de la UE y del FMI, traicionando así a sus votantes, que los votaron precisamente para que les plantaran cara. En Grecia sigue la miseria generalizada, los nazis de Amanecer Dorado continuan campando a sus anchas y los presos políticos antifascistas siguen poniéndose en huelga de hambre porque ni siquiera han mejorado sus condiciones en prisión. La policía, por supuesto, sigue reprimiendo al pueblo cuando sale a la calle a protestar ante tamaña estafa. Podemos sabe de esta decepción y por eso ya no los ponen como ejemplo, cuando antes de las elecciones en Grecia prometían algo parecido al paraíso si ganaban sus hermanos de Syriza, que aún así, aunque sólo fuera de palabra, estaban más a la izquierda que Podemos.

Si Podemos gana las elecciones no podría, aunque quisiera, disolver la Audiencia Nazi-onal, encargada de perseguir, torturar y encerrar a antifascistas desde los tiempos de Franco (aunque por entonces se llamara Tribunal del Orden Público). Tampoco podrían, aunque no les importe lo más mínimo, legalizar al PCE (r), el partido que más ha peleado por los derechos de la clase trabajadora y por lo que ha pagado y paga un alto precio. Con el partido que más se ha preocupado por la clase obrera ilegal, ni siquiera se podría hablar de unas serias conquistas democráticas. Por lo tanto, si el Partido que nos representa sigue siendo ilegal con el PP$OE o con Podemos en el gobierno, ¿qué diablos ganamos?, ¿si la Audiencia Nazi-onal sigue deteniendo a antifascistas con un partido u otro en el gobierno, qué ganamos?, ¿si la Guardia Civil y la Policía Nacional siguen golpeando en manifestaciones por una resistencia de sobras legítima ante las tremendas injusticias, qué ganamos?

Gobiernen Podemos, Ciudadanos o el PP$OE, todos los partidos tienen algo en común: son partidos del sistema que nos oprime y sirven para perpetuarlo. Todos coinciden en una cosa muy importante: en legitimar la represión contra quienes nos saltemos unas leyes enemigas de nuestra clase. Ante semejante farsa sólo cabe decir que no nos representan y pregonar el boicot activo, es decir, apostar por la lucha en las calles, independiente de las instituciones del Estado que pretenden someterla a la legalidad que impusieron los fascistas que redactaron la Constitución. En este contexto, con un capitalismo monopolista de Estado, no hay libertades ni siquiera para hacer importantes reformas que beneficien a la clase trabajadora y nos brinden facilidades para nuestro trabajo político. No hay salidas en los espejismos que venden socialdemócratas que ni siquiera podrían cumplir su mísero programa, que por cierto, están cambiando constantemente tomando el pelo a sus votantes, aunque pocos se lo leerán, basta que aparezcan en programas de TV. La única salida es la organización revolucionaria de la clase obrera al margen de la legalidad que extermina nuestros derechos y libertades, aunque evidentemente eso no quita que aprovechemos el poco margen de actuación que tenemos en la legalidad, si realmente queremos acabar con el régimen y no sostenerlo como los partidos que pintan al bipartidismo como el problema, cuando gobierne quien gobierne, la raíz del problema, el capitalismo, seguirá siendo la misma. Y bajo el capitalismo, sólo nos espera precariedad y miseria para la inmensa mayoría, aunque esos farsantes aseguren que hay salidas para la mayoría bajo la tiranía del capital.