Numerosas personas consideradas de izquierdas, celebraban la
entrega de armas de ETA “al pueblo vasco” como decía la organización armada en
su comunicado. Las armas estarán en manos de la policía, no del pueblo, hablemos
claro. Si realmente las entregaran al pueblo como dicen, no me cabe la menor duda de que alguien en la
miseria cogería alguna para pegar un palo. No sería la primera ni la última vez
que numerosas personas se ven obligadas a hacerlo para sobrevivir. Este artículo
no pretende ser una crítica sobre el fin de su lucha armada. Primero porque no
soy nadie para exigir a otros que cojan las armas y segundo porque no creo que
ese sea el problema, sino cómo se hace. ETA también habla en su comunicado de
los “enemigos de la paz” que no han facilitado su desarme. ¿Si lo hubieran
facilitado ya no serían enemigos de la paz quienes bombardean países para
saquear sus recursos con guerras imperialistas? Algunos de los que lo han
facilitado no son precisamente un ejemplo de demócratas, como algunos políticos
del P$OE. En estos términos habla también la izquierda domesticada que festeja
el monopolio de la violencia del Estado hablando de paz en abstracto, como si
pudiera haber paz con desahucios, con represión, con explotación, con paro
masivo, con miseria. Hablar en esos términos es hacerle un favor al Estado
opresor como si la paz fuera compatible con sus brutales injusticias. Que les
digan a las familias de los más de 600 trabajadores que cada año son asesinados
por el terrorismo patronal, obligados a trabajar sin seguridad, que hay paz sin
ETA.
Gran parte de esta izquierda está tergiversando la historia diciendo que
ETA ha interesado siempre al Estado. ¿Entonces por qué la represión ha sido tan
dura y cruel con sus militantes y simpatizantes? ¿A los representantes del
Estado les interesaba poder ser ejecutados? Una cosa es que algunos errores muy
importantes de la organización hayan beneficiado al Estado y la otra que todo les
interesara. Otra cosa es que algunos partidos, por su afán de venganza, no se
conformen con el fin de la lucha armada o la entrega de armas. El fin de la
lucha armada de ETA, claro, el Estado va a seguir ejerciéndola y a demasiados
se les olvida, parece que no haya ningún problema en que el brazo armado del
capital o el ejército imperialista, hagan uso de la fuerza armada. Si ETA
hubiera servido al Estado como tantos dicen, el Estado no hubiera puesto tantos
esfuerzos en debilitarla o en exterminarla. La duda ofende, pero ya decía
Bertolt Brecht que en los tiempos terribles conviene recordar lo obvio. Desde
luego sí hay una cosa que conviene al Estado: que se le otorgue el monopolio de
la violencia y que se llame terrorismo a la respuesta a sus constantes
agresiones.
Además, ese discurso tira piedras a su propio tejado como si
su lucha hubiera carecido de legitimidad, porque están diciendo que impedían la
paz. Lo que crea conciencia es decir que es el Estado, armado hasta los dientes
para imponer el poder de unos pocos parásitos ricos, quien impide la paz
negando derechos, no la resistencia que lucha para conquistarlos. Quitando la
legitimidad de ese método de lucha, están tirando mierda a quienes quieran
utilizarlo. Si ellos no quieren utilizarlo más, es su decisión, pero que dejen
en paz (ya que hablamos de paz) a quienes lo utilicen o quieran utilizarlo por
tener claro que sin justicia social, no hay paz. Como leía a un familiar de un
preso político vasco: “¿Qué hay que celebrar, que las cárceles siguen llenas de
presos con otros tantos en el exilio y en la clandestinidad? ¿Que sigue la represión y que se nos continúa negando el derecho a la
autodeterminación como tantos otros?”. El problema es que se está negando la
legitimidad de todos los métodos de lucha y que los partidos políticos de la IA
oficial están condenando hasta la autodefensa frente a la brutalidad policial,
los ataques a bancos o a sedes de partidos con políticas criminales enemigas de
la clase trabajadora, etc. Claro, ahora resultará que hay que dejar tranquilos
a quienes nos joden la vida. Una cosa es que ETA deje la lucha armada y otra
que Bildu condene hasta los sabotajes contra multinacionales con un discurso
socialdemócrata totalmente asumido por el sistema, eso es intolerable. Así
están legitimando la represión contra quienes lo hagan, ¿esa es su visión de la
paz? Qué fácil desde las cómodas poltronas de ser un político del sistema.
Mientras, los jóvenes y no tan jóvenes de Euskal Herria como
del resto del Estado, cada vez recibimos más golpes del capitalismo. Seguro que
desde el buen rollo con el PP$OE del que Bildu presume y condenando la
autodefensa, se arregla todo. Tal vez habría que recordar que ETA hace años que
dejó la lucha armada y que la inmensa mayoría temen el paro, la explotación, la
represión y la miseria, no su regreso; es un hecho objetivo. El verdadero
camino hacia la paz es el camino hacia el Socialismo y este no se podrá
conquistar desde la condena de la autodefensa y vendiendo una falsa paz dentro
del Estado capitalista. Ni siquiera las importantes mejoras se conquistarán,
como ha demostrado la historia, dando paz a quien la niega. Pero cuando se
abandona la lucha de clases como ha hecho una gran parte, la claudicación
ideológica está servida y esta no depende de coger o no una pistola. Por eso,
como el preso político de ETA Jon Kepa Preciado, en una muy digna carta que
escribió, digo “no en mi nombre”. Que tampoco hable en mi nombre la izquierda
española o catalana que niega la legitimidad de todos los métodos de
resistencia y que habla de paz bajo la opresión fascista y burguesa. Algunos
sólo celebraremos el desarme de los opresores.